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miércoles, 16 de junio de 2010

Waka Waka eh eh... Porque esto es África.


Bienvenidos a una entrada más en este blog, amables lectores. En esta entrada, tal como lo había prometido hace unas semanas, comenzaré a hablar del fenómeno de Sudáfrica 2010. Pero no será desde el punto de vista deportivo, sino lo que hay alrededor de un suceso como el Mundial de Futbol: desde acontecimientos sociales, hasta políticos y económicos que se conjugan en una misma justa deportiva. Así pues, comienzo la entrada, por cierto, con nuevo diseño en el blog.

Desde el pasado 11 de Junio hemos visto partidos mediocres (hasta el momento de la publicación de esta entrada, a excepción del marcador 4-0 a favor de Alemania en contra de Australia) y muy poca acción futbolera en este Mundial. Sin embargo, algo que no podemos dejar pasar (por lo menos aquí en México) es la parálisis académica y laboral que se vive cada 4 años cuando juega la Selección Mexicana.

Curiosamente, el partido inaugural de South Africa 2010 fue justamente entre la selección del país anfitrión y la Mexicana. Este juego se transmitió a las 9 de la mañana (hora del centro de México) y causó expectativa desde mucho tiempo antes de que comenzara la Copa Mundial. En estos días, he visto comentarios en algunas de mis redes sociales (sobre todo Facebook) donde algunas personas que conozco son anti-Copa del Mundo, en ocasiones, sin sustento. Doy ejemplo de un maestro que tuve que siente antipatía por el Mundial diciendo que embrutece a las personas, que por qué se compran playeras que ni son mexicanas, etc., etc., etc. También entre mis contactos leí los comentarios de una compañera antigua que sólo decía que no le gustaba el Mundial porque los partidos eran los mismos cada 4 años.

Más allá de la pasión que pueda encender en algunas personas el hecho de que su selección juegue, hay que ver el Mundial desde puntos de vista completamente diferentes. Empecemos por el social: si bien es cierto que ni el Mundial ni los Juegos Olímpicos podrán reunir al mundo completamente ni lo harán cambiar por un lugar de paz y hermandad como pregonan la FIFA o el COI, estas 2 justas deportivas hacen que se exalte un poco del sentimiento nacionalista de cada país. El hecho de que algunas naciones que quizá hagan su debut en las Olimpiadas o en las Copas del Mundo, representa una esperanza y un orgullo para la población del país que está participando. En el caso de los países "estrella" (que siempre ganan medallas o llegan hasta la final en el Mundial), no sólo representa el orgullo y la esperanza, sino la posibilidad de demostrar a los demás que ellos son los mejores debido a su disciplina, a su ímpetu y a su esfuerzo. Pero sobre todo, que son unidos para lograr su objetivo.

No podemos dejar pasar otra cara del Mundial y que es el punto económico. La Copa del Mundo, así como cualquier otro espectáculo, es un negocio. Mi profesor que comento refunfuñaba porque esta justa deportiva "le infla los bolsillos a la FIFA y a todos los patrocinadores, etc., etc., etc". Sólo que se le olvida un pequeño detalle: todos le inflamos los bolsillos a todos, en mayor o menor medida, pero así es la compra-venta. Y el Mundial no se queda exento... es una compra de espacios para poder vender productos [le recordaría a mi maestro que también los papás de mis compañeros y los míos le llenábamos sus bolsillos al pagarle su salario].

Como cualquier otra empresa o proyecto que necesita clientes y patrocinadores, el Mundial hace exactamente lo mismo. Independientemente de si Blatter se embolsa millones, que si Sudáfrica gana dinero (que debería, aunque quizá quede pobre), y otras inverosimilitudes más, el hecho es que la organización de alguna justa deportiva necesita dinero y para eso están los patrocinios.

Caso diferente, y que es polémica entre muchas personas, es que los jugadores aparezcan "a diestra y siniestra" en comerciales que van desde anunciar bebidas hidratantes hasta rastrillos, pan blanco y otros productos más. Como bien apuntaba Gustavo Rentería (un periodista) en algún programa del Canal 34 de TV Mexiquense, que aplaude que los futbolistas ganen dinero, pero jugando al futbol y no sólo en los comerciales. Y concuerdo con él. Los jugadores de futbol deben dedicarse a eso, al partido. Deben ser considerados como "apoyo" para la publicidad de las empresas (porque a fin de cuentas, las personas "creen" más en un jugador o un artista que en el propio Presidente del país). Pero no se vale tampoco que su imagen sea tan explotada al grado de que, como los artistas, valúen su cuerpo sólo porque se creen los nuevos galanes y ya no se dedican al juego. Eso sí es lo que debe ser condenable.

Por último, ¿qué tiene qué ver un Mundial con la política de los países participantes? No es el hecho de que la FIFA tenga buenas relaciones con el país anfitrión de las justas, sino que el futbol puede ser un mecanismo de apoyo al gobierno. Ya pasó un caso así cuando Brasil era un equipo muy preferido (el Brasil de Pelé). El gobierno dictatorial utilizó la imagen de la selección brasileña para poder comenzar nuevos proyectos y adherir simpatizantes. Hay que ver también que el hecho de que una selección entrene, se prepare y llegue a la Copa del Mundo, puede ser el pretexto perfecto de un gobierno para llegarle al pueblo diciéndole que así como sus ídolos se empeñan en salir adelante, el país entero lo puede lograr. En conclusión, el futbol sirve a la política para cohesionar opiniones e ideologías que, de otra manera, no podrían llegar tan fácilmente a los oídos de quienes no simpaticen con el gobierno.

Como verán, amables lectores, el Mundial involucra diferentes cuestiones. En próximas entradas, comentaré acerca del aspecto cultural que puede dejar un evento de estas magnitudes y la aportación que le dan los países anfitriones al mundo, paralela a los conflictos que pudieran haber internamente. Como siempre, agradeceré sus comentarios.

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