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lunes, 16 de agosto de 2010

¿Hijos del demonio?

Bienvenidos a una nueva entrada, amables lectores. En esta ocasión, trataré 2 temas: el primero, que responde a esta entrada, será dedicado a un tema polémico que hoy culminó con el rechazo generalizado de la Iglesia Católica: la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. La otra entrada será la continuación de la serie dedicada a los medios de comunicación, ahora tocará el turno a la Televisión tradicional contra el internet. Pero empecemos con la primera:

Hace unos meses, publiqué aquí que la Asamblea Legislativa del DF había aprobado una ley donde se garantizaban los matrimonios entre personas del mismo sexo. Desde ese entonces hasta hace 3 semanas aproximadamente, hubo una controversia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación por saber si la ALDF y el Gobierno del DF podían "autorizar" las uniones de este tipo. El fallo de la Corte fue que sí los aceptaba. Pero faltaba otra cosa más: ahora, el siguiente paso era saber si estas parejas podían o no adoptar hijos sin que afectara este hecho, la vida de los adoptados.

Los magistrados de la Suprema Corte tardaron 2 semanas para dar su fallo. Finalmente, hoy lunes 16 de Agosto, se pronunciaron a favor de que las parejas homosexuales puedan adoptar hijos sin ningún problema. Pero ahí no acabó la cosa. Inmediatamente, el Obispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, acusó a los magistrados de "maiceros" y que detrás de tan "aberrante" decisión [como la catalogaran en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México], estaba inmiscuido el Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. Además, el Cardenal mencionado se dirigió de una forma muy despectiva y discriminante al grupo homosexual, lo que rápidamente ganó el repudio de muchos sectores de la sociedad y del propio Ebrard, quien dijo que el Cardenal "debería someterse al Estado laico le guste o no".

La Iglesia Católica tiene la creencia ferviente de que los actos que realizan las personas "diferentes" a lo que "marca" la religión -según ellos- o que son contrarias a Dios -también según su ideología- son cuestiones que no deberían existir. Lo curioso es que las ideas tan decimonónicas o más atrasadas -por no decir primitivas- que tiene la Iglesia Católica permean en muy buena parte de la población mexicana, misma que es aún machista y muy "religiosa" (a conveniencia, claro).

Yo soy de la idea de que cada quien es libre de profesar la religión que quiera, la ideología política que elijan y que pueden relacionarse con personas de cualquier tipo. Soy católico, pero la verdad se me hacen aberraciones muchas de las declaraciones que dan los sacerdotes y que, como lo expuse en el párrafo anterior, desgraciadamente influyen sobremanera en la forma de pensar de muy buena parte de la población. O ustedes, amables lectores, ¿qué opinan? Agradeceré sus comentarios.

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