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lunes, 8 de abril de 2013

Peña Nieto y Mancera: ¿los ocasos de sus partidos? Parte I.

Bienvenidos a una nueva entrada en este blog, amables lectores. Inicio con ella el mes de Abril de 2013, y les contaré sobre dos hombres gobernantes de México (el uno, de la República y el otro, de la capital del país) que tal vez sean el declive de los partidos políticos que los postularon en las pasadas elecciones de 2012 y que le den paso a la alternancia política en el ámbito federal y en la Ciudad de México. Inicio, pues, con la entrada.

Durante los primeros días de 2013, a casi un mes de que tomara posesión de la Presidencia de México, Enrique Peña Nieto tenía ya en puerta sus primeros desafíos. Entre ellos, se encontraba la aprobación de varias reformas que quedaron congeladas durante el sexenio de Felipe Calderón y a las que justamente el partido que postuló a Peña, el PRI, no quiso darles luz verde.

Pero tenía una tarea más difícil: legitimar su elección. Aunque la de 2012 fue diferente a la votación de 2006, donde Andrés Manuel López Obrador quedó por apenas un porcentaje mínimo debajo de Felipe Calderón, los millones de sufragios que hicieron ganar a Peña Nieto nunca fueron aceptados por una gran parte de la población, y la tensión social que se dio después de la jornada electoral de Julio de 2012 hasta la toma de protesta presidencial, el 1° de Diciembre del mismo año, hicieron que el nuevo gobierno tuviera que plantearse la manera de estabilizar dicha situación.

Quizá más a fuerza que por propia voluntad, la naciente administración priista se sujetaría a una nueva manera de cooperación política: el Pacto por México, protagonizado por el propio PRI, el PAN y el PRD, los tres principales partidos. Aunque a esta coalición prácticamente de facto estuvo invitado López Obrador, no quiso ser partícipe de la misma.

Desde enero hasta la fecha, se aprobaron reformas en materia fiscal, penal, educativa y se sigue analizando la que refiere a las telecomunicaciones. Pero quizá los dos puntos neurales de estos primeros meses de la administración peñanietista fueron la explosión que se dio en la Torre Ejecutiva de Petróleos Mexicanos en la Ciudad de México, y el encarcelamiento de la otrora líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en los pocos meses que lleva la administración de Enrique Peña Nieto. La aprobación de la reforma educativa (que no se quiso llevar a cabo en el gobierno de Felipe Calderón) sigue teniendo a un gremio polarizado: el magisterio. Aún los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), antagonista del SNTE, continúan contra cualquier acción gubernamental que supuestamente atente contra sus derechos. Al parecer, la respuesta de Peña Nieto, vía el Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, ha sido de no doblegarse, quizá tal como lo hizo ya el Gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, quien ofreció una contrarreforma.

A ello se le suma la difusa Cruzada Nacional contra el Hambre, que emprendiera la Secretaría de Desarrollo Social, que dirige Rosario Robles (ex Jefa de Gobierno del Distrito Federal), y que curiosamente excluyera a varios de los municipios más pobres del país. Hasta el momento, no se ha sabido de los resultados o alcances que podría tener dicha acción gubernamental.

Otro punto que hasta el momento no se ha combatido en los meses que lleva al frente del Ejecutivo Federal Enrique Peña Nieto, es la inseguridad. Hay quienes opinan que el hecho de que el mexiquense tenga apenas menos de un año en la Presidencia es factor para que no haya avances o retrocesos palpables en el rubro. Incluso, hasta Javier Sicilia, uno de los más criticados activistas sociales, le ha dado un año de gracia al mandatario. Sin embargo, la realidad es que no existe todavía una dirección concreta que pueda ir cambiando la percepción de la sociedad respecto a la inseguridad.

Van más de 100 días de gobierno de Enrique Peña y aún no existen, fuera del papel o del diálogo simple, acciones que pudieran determinar el sello de esta administración. De continuar así, se podría cumplir la suposición de que este será un sexenio tricolor de transición y que en 2018 podría regresar el PAN o, tal vez, dársele la oportunidad a la izquierda de llegar a la Presidencia de la República. En la segunda parte analizaremos el inicio del mandato de Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Mientras, amables lectores, ¿qué opinan de Peña Nieto? Agradeceré sus comentarios.

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