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miércoles, 27 de abril de 2016

¿Apocalipsis de la Televisión?

Bienvenidos a una nueva entrada en este blog, amables lectores. Ahora trataré sobre la situación que están atravesando las principales televisoras de México, y cómo se ve el futuro de la televisión después del apagón analógico.

En la década de los 50 del siglo pasado, la televisión marcó un hito en la historia. La transición entre los diferentes canales de propagación de información se dio a pasos agigantados, empezando por la prensa, que vio en los periódicos y revistas un escaparate perfecto para cautivar a un público determinado. La radio, aquél invento que comenzara a darse su lugar desde finales del siglo XIX, y que prácticamente acaparó la atención de la gente durante los años 20 y 30 del XX, también tendría un lugar preponderante en la historia de la humanidad. El cine también cambió la manera de entretenerse. Sin embargo, la televisión fue la que, por mucho tiempo -y hasta la fecha- terminó por acaparar los reflectores que los otros medios habían mantenido prendidos sobre ellos.

Los métodos por los cuales las nuevas generaciones se informan, dejaron atrás a los medios de comunicación tradicionales. Hoy, ni la radio, la prensa, el cine y mucho menos la televisión, se pueden entender sin un "complemento" que llegó para quedarse: el Internet. Pero en un país como México, donde existe una desigualdad social y económica fuerte, la conexión a la red mundial sigue siendo un lujo de pocos, en vez de ser una herramienta indispensable de todos.

Como lo comentaba en algunas entradas anteriores, el gobierno de Felipe Calderón dejó como legado que en 2015 a México llegaría finalmente, el apagón analógico (que se había dado ya en varios países desde años atrás).

Curioso resulta ver que los periódicos y revistas, y hasta la radio, se han acoplado perfectamente al Internet, a las nuevas tecnologías. El cine prácticamente sigue los mismos pasos. Aunque todavía las salas de proyección se llenan con varias películas, las opciones que hay en la web en cuestión de cortometrajes, filmes completos, tráileres, entre otros más, son infinitas. La televisión, sin embargo, no ha dado ese paso, y se muestra recelosa de ello.

En últimas fechas, se ha dado a conocer que tanto Televisa como Azteca, las empresas que dominan el mercado televisivo, atraviesan por crisis financieras que han derivado en cancelación de programas, recorte de personal, finalización previa de emisiones que están al aire, entre otras situaciones más. En ninguna de las dos televisoras parece haber un plan estratégico que permita que se recuperen en el corto o mediano plazo. José Bastón, Presidente de Televisión y Contenidos de Grupo Televisa, se ha manifestado por incrementar el costo de los espacios publicitarios que ofrecen al aire. Tal vez los más "centrados" en la prevención y visualización de una posible solución de la crisis que atraviesan sendas empresas, son Alfonso de Angoitia (Vicepresidente Ejecutivo de Grupo Televisa) y el propio Ricardo Salinas Pliego (Presidente de Grupo Salinas y de Azteca), quienes previeron que durante 2015 tendrían momentos de crisis, en parte también derivados por la cesión -gratuita- de espacios a los partidos políticos durante las campañas electorales.

Sin embargo, el hecho de que los dos titanes de la televisión en México estén operando casi en números rojos, es sin duda una señal de alerta no sólo al interior de ellos, sino también con su público. La calidad de la programación tanto en Televisa como en Azteca ha decaído demasiado. Los recursos tecnológicos y humanos con los que cuentan ambas empresas, no han sido aprovechados para darle un giro a la barra de producciones propias, que tal vez pudieran darles un respiro en cuestión financiera. Al contrario, se ha optado por seguir transmitiendo al aire repeticiones de emisiones anteriores, y también por continuar con la llamada telebasura.

La interacción en redes sociales es otro punto que hoy en día es prácticamente indispensable en cualquier medio de comunicación. Ni Televisa ni Azteca han podido incursionar de manera contundente en ese mercado. No es lo mismo publicar hashtags en todos los programas que pasan al aire y mostrarlos en pantalla, que realmente interactuar con los seguidores en Twitter, Facebook u otra red social.

Otro factor que han señalado expertos en el tema de telecomunicaciones, es el crecimiento del número de suscriptores de televisión de paga y de servicios de streaming de video (caso de Netflix, ClaroVideo, entre otros más). Este segmento ha resultado una alternativa perfecta para aquellas personas cansadas de la misma programación de los canales de televisión abierta. En estos servicios, la gente ve series, películas y documentales completos, a diferencia de los bloques tan largos de comerciales que tienen que soportar en la TV tradicional. Televisa ha tratado de entrar - de forma tardía - a este segmento con su plataforma Blim, misma que desde un inicio ha sido severamente cuestionada por la programación que ofrece (principalmente, emisiones de antaño de Grupo Televisa).

El tema de la preponderancia de quienes acaparan contenidos o audiencias, también fue otro punto que tumbó principalmente a Televisa, puesto que, gracias a ello, Carlos Slim pudo hacerse de los derechos de transmisión de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, sin darle oportunidad a la empresa de Azcárraga ni a la de Salinas Pliego de pasarlos por sus señales.

Aunque no se visualiza que la televisión como la conocemos actualmente vaya a morir en un futuro cercano, lo que sí es palpable es que quienes la realizan no han estado acorde a los nuevos tiempos ni a las tecnologías. De no actualizarse, es probable que estemos ante el inicio de la extinción de la televisión tradicional. Lo interesante sería saber ¿qué pasaría en un país sin televisión? ¿Qué opinan, amables lectores? Agradeceré sus comentarios.