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martes, 15 de febrero de 2011

Allons enfants de la Patrie... al sonoro rugir del cañón.

Bienvenidos a una nueva entrada en este blog, amables lectores. Sé que lo tenía un poco abandonado debido a problemas con la tecnología, para variar, pero ya estoy de nuevo aquí. Ahora les traigo un texto referente a las relaciones entre México y Francia, que, aunque quizá no estén al borde de romperse, sí podría haber fricciones por el caso de la secuestradora Florence Cassez, quien cumplirá una sentencia de 60 años en prisión en suelo mexicano. Así pues, comencemos.

Desde que México inició sus primeros pasos de manera independiente de España, el país siempre ha tenido problemas internos y externos. Durante casi todo el siglo XIX, los gobiernos mexicanos debían cubrir muchísimos gastos resultados de la guerra de Independencia que prácticamente devastó a la nación. Algunos de los países que apoyaron a México en los primeros años posteriores al movimiento independentista fueron los Estados Unidos, Inglaterra y Francia.

Pero al poco tiempo, vendrían obstáculos para México. En 1835 se perdió la primera porción del territorio cuando la República de las Tejas (así con "J" y no con "X") declaró su independencia de México y aunque juraban que no se anexarían a los incipientes Estados Unidos, diez años después formarían parte de la Unión Americana. En 1838 inició una disputa entre México y Francia, supuestamente porque un pastelero de origen galo alegó que el Ejército Mexicano había entrado en su negocio y lo habían saqueado, además de amedrentarlo. Ese pretexto fue el detonante para que Francia mandara a su ejército a invadir México. Al episodio se le conoció como la "Guerra de los Pasteles" y fue un golpe duro para nuestro país.

Así pasaron los años y, aunque Francia se retiró un tiempo de territorio nacional, regresarían a invadir de nuevo bajo la presidencia de Benito Juárez, ahora con la excusa de la derogación del pago de la deuda externa, hecha ley en 1861 por el gobierno juarista. Esta decisión hizo que España, Inglaterra y Francia invadieran México, ya que justamente eran esos países los que se verían afectados por el anuncio que hiciera el Benemérito de las Américas. Gracias a la intervención del Ministro de Relaciones Exteriores de México, se pudieron firmar los Convenios de La Soledad y así fue que Inglaterra y España retiraron sus tropas, más no así Francia.

Aunque el 5 de Mayo de 1862 en la Puebla de los Ángeles el Ejército Mexicano tuvo una victoria contra el francés, no fue impedimento para que el gobierno de Napoleón III enviara a un emperador a gobernar México. Fue en 1864 cuando, apoyado por grupos conservadores, llegó al Puerto de Veracruz el Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo y su esposa, la emperatriz Carlota Amalia. De esa manera, Francia tendría un control parcial de la política mexicana. Sin embargo, el poco interés mostrado por el Emperador Napoleón III al gobernante impuesto en México y la poca solvencia económica que le quedaba al reino de Francia para la guerra con Prusia, además del apoyo de los Estados Unidos hacia el gobierno liberal de Juárez, fueron factores para que en 1867 cayera el régimen monárquico en México.

Durante el Porfiriato, las relaciones México-Francia se estrecharon más y hubo una inversión muy fuerte en nuestro país por parte de dicha nación. Sin embargo, después de la Revolución, específicamente en la década de los 30 del siglo XX, la historia cambiaría. En 1931, por un laudo realizado por el Rey Víctor Manuel II, de Italia, la isla Clipperton, situada en el Océano Pacífico y a unas cuantas millas de territorio mexicano, en otros tiempos propiedad del país azteca, fue cedida arbitrariamente a Francia. Hasta la fecha, la disputa por Clipperton, aunque ha sido muy discreta, continúa entre ambos gobiernos.

En nuestros tiempos, el arresto de Florence Cassez, señalada como partícipe de tres secuestros y vinculada con la banda de "Los Zodiacos", ha destapado de nuevo la cloaca de las relaciones entre nuestro país y el galo. Hace unos años, durante la visita que realizó el Presidente Nicolás Sarkozy a México, pidió que se extraditara a la joven. Sin embargo, el Primer Mandatario Mexicano, Felipe Calderón, fue tajante al decir que no procedería su extradición a Francia, que ella había sido juzgada por delitos cometidos en México y que por ello tendría que pagar su condena aquí. Aunque Cassez pidió un amparo contra su sentencia, nada se pudo hacer.

2011 sería el año de México en Francia. Sin embargo, el Presidente Sarkozy entró en polémica al declarar que las actividades que se realizaran para conmemorar a México, también aludirían a la figura de Florence Cassez, cosa que indignó a la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana y pidió que todos los expositores que participarían en dicha celebración, se abstuvieran de hacerlo.

Ahora, las argumentaciones están encontradas. Por un lado, aunque en México el Presidente Calderón no tiene ya un apoyo total de la población, en el caso de Florence Cassez se le da la razón al Mandatario en el sentido de que si la chica cometió algún delito en suelo mexicano debe ser juzgada aquí. De lo contrario, nos iríamos a la otra parte, donde en Francia Nicolás Sarkozy se empeña en hacer a Cassez una mártir de la justicia mexicana. Si hubiera procedido su extradición, probablemente en Francia ya sería libre.

O ustedes, ¿qué opinan amables lectores? Agradeceré sus comentarios.