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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump: la nueva debilidad del "Tío Sam".

Bienvenidos a una nueva entrada, amables lectores. En esta ocasión, comentaré acerca de las elecciones de Estados Unidos, que han resultado bastante controversiales y sorpresivas para no muy pocos analistas políticos, periodistas, y sobre todo, ciudadanos de todo el mundo.

Desde hace un año prácticamente, se conocieron a los precandidatos que habrían de disputarse la oportunidad de llegar a representar a los bandos demócrata y republicano en los comicios que ayer se realizaron. Del lado del burro azul, compitieron el senador Bernie Sanders y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, quién iría por su segunda campaña presidencial, después de que en 2008 perdió la nominación demócrata frente al hoy todavía presidente Barack Obama. En el otro frente, el polémico empresario y magnate Donald Trump ya se perfilaba para ser el elegido por los del elefante rojo.

Trump no tuvo casi ningún contrapeso en su camino para convertirse en el candidato republicano. No fue así el caso de Clinton, quien tuvo una fuerte competencia contra Sanders, quien incluso aparecía como puntero entre los demócratas, y como el único que podría derrotar a Trump en las elecciones presidenciales. Pese a ello, Hillary terminó siendo la postulada.

Los discursos que pronunciaba Trump conforme se desarrollaba su campaña, prendieron de inmediato los focos de alerta a nivel mundial, pero especialmente en México, puesto que fue el país que se volvió el centro de atención del empresario, al aseverar que de aquí llegaban hacia Estados Unidos violadores, secuestradores y asesinos. Así, un sector de la población latina residente en la Unión Americana, se volvió en su contra.

La mala fama que se adjudicó muy pronto Donald Trump, pudo capitalizarse con gran éxito a favor de su campaña. Mientras siguiera arremetiendo ya no sólo contra los inmigrantes latinos -especialmente mexicanos-, sino también contra los musulmanes y otros sectores, más aparecería en los medios de comunicación, crearía cada vez mayor polémica, y los reflectores comenzarían a encumbrarlo.

En el caso de los demócratas, las promesas de Hillary Clinton se enfocaron, como sucedió con Obama, en las reformas migratorias. Sin embargo, los discursos no fueron del todo convincentes para ganar electores. Sumado a ello, toda la campaña acompañó a Clinton la estela de inconformidad por su nominación en el partido que representó.

La guerra constante de declaraciones entre Clinton y Trump a lo largo de la contienda, derivó en pérdidas preferenciales para ambos candidatos. Pero quien más resintió el embiste fue Clinton.

La labor demagógica y propagandística de Donald Trump, que a palabras de algunos asemejaría los regímenes totalitarios de la Segunda Guerra Mundial (principalmente el nazi), obtuvo buenos resultados, mismos a los que, curiosamente, no está acostumbrada la sociedad estadounidense (o al menos, eso aparentaba).

La elección que se vivió este 8 de Noviembre, parecía asemejar a las latinoamericanas, donde últimamente los candidatos mediáticos o populistas son quienes logran llegar al poder.

Más allá de los discursos discriminatorios de Trump, los gringos demostraron no sólo estar de acuerdo con la manera de pensar de un tipo así, sino que dejaron dudas sobre varios aspectos: si es una sociedad realmente igualitaria, si permeó el nacionalismo, o si definitivamente, el populismo al más puro estilo americano (de América el continente) ha logrado colarse en las entrañas de la nación más poderosa del mundo. Los próximos cuatro años serán un gran desafío no sólo para Estados Unidos, sino para el orbe entero. Y México, no queda al margen. Como bien diría Don Porfirio Díaz: "Pobre México, tan lejos de Dios... Tan cerca de Estados Unidos".

Ustedes, ¿qué opinan, amables lectores? Agradeceré sus comentarios.