Ahora les escribiré sobre un acontecimiento con el que iniciamos Mayo de 2011 y que sin duda, tiene un alcance mundial no sólo en la religión católica, sino también en cuestión histórica. Me refiero a la beatificación del Papa Juan Pablo II.
Pero, ¿qué hizo este hombre para ser nombrado beato por su sucesor, Benedicto XVI? Karol Wojtyla nació en 1920 en Wadowice, Polonia. De muy pequeño, falleció su madre y, cuando era adolescente, su hermano. A Wojtyla le tocó vivir, prácticamente en carne propia, la Segunda Guerra Mundial y, por obviedad, el régimen nazi, que había ocupado Polonia en Septiembre de 1939. Justamente derivado de ese acontecimiento, es que Karol quedó huérfano de padre, puesto que su progenitor había sido soldado en el ejército polaco y combatió al de Hitler, pereciendo en el intento, en 1941. Fue hasta 1958 cuando lo nombraron obispo auxiliar de la Diócesis de Cracovia y en 1962, por conducto de Paulo VI, llegó a ser Arzobispo de Cracovia. Cinco años después, llegaría a ser Cardenal.
Dieciséis años después, en 1978, participó en el cónclave que elegiría nuevo Papa, después de que Juan Pablo I, sucesor de Paulo VI, había muerto en condiciones muy inusuales, al grado que se sostuvo la hipótesis de su asesinato. En Octubre de ese año, el Cardenal Wojtyla se convirtió en el primer papa polaco. Uno de sus primeros viajes dentro de su pontificado, lo realizó a la República Dominicana, en 1979, desde donde viajó hacia México, primer país de la América Continental que visitaría, y donde recibió un apoyo impresionante a su llegada.
Pero no es el hecho que haya viajado a más de 100 países en su largo mandato al frente de la Iglesia Católica (1978-2005) el que ha pesado para su beatificación. Más aún, el milagro atribuido a la monja francesa Sor Marie Simon Pierre, es sólo una pizca de sal dentro de lo que hay detrás de su elevación a algunos altares. Juan Pablo II fue un hombre importante en el siglo XX, debido a que él fue mediador en diferentes aspectos de la historia universal. Se opuso a los regímenes comunistas (marxismo, socialismo, etc.) y gracias a ello fue que Alemania (más específicamente Berlín) pudo unificarse y la antigua URSS se transformó a un régimen más abierto, de donde salieron también nuevas naciones hacia 1991. En América, intervino en un conflicto entre Chile y Argentina y visitó a la Cuba de Fidel Castro. Medió para que se alcanzara un acuerdo de paz entre los Estados Unidos e Irak. Si bien es cierto que mostró una actitud hasta cierto punto retrógrada en varios temas actuales (aborto, anticoncepción, matrimonio para los eclesiásticos, inclusión de las mujeres en la iglesia Católica), también es de reiterarse el compromiso que tuvo para que dejaran de existir regímenes que en estos días ya serían obsoletos o que resultarían en varias dictaduras alrededor del mundo. Fue promotor de la paz internacional y de la juventud también.
Por ello es que se le beatificó y, como bien me diría hace tiempo un ex compañero de la preparatoria en una de mis redes sociales, su beatificación es más un homenaje que el hecho mismo de saber si tiene o no milagros que lo pudiesen haber llevado a dicho lugar en el culto religioso.
O ustedes, amables lectores, ¿qué opinan? Agradeceré sus comentarios.
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